ha de partir de Dios mismo. Y en el tabernáculo encontramos una representación gráfica de la solución de Dios a nuestro mal y un camino de acceso a su presencia. Veamos: – Había una sola puerta de entrada en el atrio del tabernáculo. Dios no quería que los israelitas entrasen saltando la valla. Tenían que pasar por la única puerta que existía. De igual manera, hay una sola puerta de entrada para el hombre en el tabernáculo celestial. Esta puerta es Jesucristo mismo (Juan 10:9). Sólo son admitidos